el marino que perdió el mar

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miércoles, 24 de agosto de 2011

La isla de los marinos de mierda 2

Apenas sé manejarme por este mundo que llamais TIC. Tampoco es fácil para mi escribir a la deriva, sin un rostro a quien pueda ver. Me imagino como un viejo faro que lanza destellos como quien manda un SOS, sabiendo que la mayor parte de sus impulsos se pierden en el vacío. ¿ Es una sensación única o alguien más siente lo mismo?.
Escribo desde siempre. Quizás mi desahogo. Cuando un día una profesora de literatura me hizo descubrir el mundo que se escondía detrás de las palabras supe que podría estar solo en la vida pero que siempre me acompañaría esta forma de expresarme aunque fuese un Ulyses errante y solitario.
Quiero creer que además de gente que quiere comunicarse, conocerse y experimentar la magia de hablar con otras gentes invisibles, este sistema de comunicación engloba tambien a solitarios/as como yo que se lanzan al espacio sin paracaidas.
Me atrae y abruma la idea de pasear solitario en hora punta por Tokio. Para mi, estar aquí es la misma sensación. Que gente, que mucha gente, pase a mi lado, que me cruce con ella en un semáforo, gente que nunca ví ni volveré a ver y que de pronto reparen en mi o en mis ideas escritas, que es lo mismo. Tiene encanto y vértigo al mismo tiempo, que un paseante se pare y repare en un mensaje en una botella sin saber en que orilla del mar está, de dónde procede y que persigue.
No busco nada o por lo menos no sé lo que busco. No sé porque lo hago. Es como escribir a oscuras, contra un muro, ¿Un grito hacia nada? ¿Tendrá interés para alguien? No lo sé.                                    

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