el marino que perdió el mar

el marino que perdió el mar

martes, 13 de septiembre de 2011

La isla de los marinos de mierda ("El enamorado...")

Si.
Un sudor frío recorre todo el cuerpo. Los pelos se convierten en alambres. Un casi sudor en la frente y en las palmas de las manos.
Los de aduanas deben tener un chivatazo. Lo revisan todo. Traen unos documentos que cotejan entre si. Cubican. Revisan mamparos. Los golpean escuchando su posible oquedad. Bajan y revisan la estiba. Tambuchos. Cuartel de pinturas. Todo.
Se acercan. Caliente. Están a su lado. Pero no lo saben. No está en los planos de los constructores de buques. El ingeniero construyó un depósito dentro de un depósito. Pero no hay planos de él. Solamente hay combustible. Que no se les ocurra sondar.
"El enamorado de la Osa Mayor"
Lo tenía en la cabecera de mi litera. Pero ellos no lo han leído. Están adiestrados para husmear, no para leer.
Es una novela-real de contrabando real en novela.
Se saben frustrados. Hablan acaloradamente con el Capitán en el alerón de estribor.
No les importamos nosotros. Quieren la "faifa", el contrabando que traemos desde Europa.
¡Que cabrones!
Algunos de ellos, lo saben, son los receptores. Quienes a medianoche se acercarán con una lancha por el costado del mar y recogerán la mercancía. Pero ahora tienen que hacer teatro. Montar el numerito para que conste.
Uno de ellos revisa lo declarado, de entrepoo. Las bebidas, tabaco y otras cosas consideradas por esta sociedad hipócrita contrabando, pero que se puede adquirir, pagando las tasas del Estado en cualquier establecimiento.
Me mira a los ojos. No sé si es uno de los que está en el ajo. Lo hace bien. Pone cara de malvado y me mira fijamente. ¿Por si flojeo? Si es uno de los que vienen por la noche le meo desde la regala. Cacho cabrón.
"El enamorado de la Osa Mayor". No espereis encontrar una joya literaria. No. Es tosco. Habla de hombres y de mujeres. De macutos. De caribeneros japutas. De pasiones a uno y otro lado de la línea que otros hombres marcaron como frontera. Es un libro real, de gente real y por lo tanto tambien tosco como muchos de sus protagonistas.
Terminan la inspección. ¿Jodidos? No lo sé. Ellos son quienes nos compran. Entiendo que de vez en cuando tienen que montar el circo. Pero jode.
Lo que no saben estos cabrones, ni sabrán, es donde lo escondemos. Y que no habrá cante, porque todos, TODOS, desde el Capitán al marmitón estamos en el ajo.
¡Gloria a ti, Sergiusz Piasecki!

No hay comentarios:

Publicar un comentario