el marino que perdió el mar

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martes, 11 de octubre de 2011

La isla de los marinos de mierda (Desde...)

Desde mi isla. Desde mi aislamiento.
Veo pasar el mundo y los tiempos que vivimos.
Es fácil decir que no estoy de acuerdo. Pero es que no estoy de acuerdo.
Sin ir más allá de las fronteras del Estado en que me tocó nacer, en estos momentos de recesión económica saltan de golpe todos los miedos.
Ya no se ocultan las intenciones. Las malas. Ya se dice claramente que hay que rebajar la intervención estatal. Eso significa, en latín paladino, rebajar las mejoras sociales. Los avances adquiridos hasta la fecha. AVANCES ADQUIRIDOS, NO REGALADOS POR NADIE NI POR NADA.
Neoliberalismo.
Mierda.
La tendencia, de los que tienen y quieren hacerlo es claramente dirigida hacia el capitalismo más retrógrado. Los recursos a disposición de la propiedad, la economía en general a los pies de los más poderosos y los arribistas.
La supresión de profesores y maestros es un síntoma (587 solo en Galicia), al igual que la intervención en la construcción de nuevos hospitales con parte privada. También las pensiones, y las ayudfas a enfermos e impedidos... suma y sigue.
A esos que esperan que los países entren en zona de miseria para medrar poco les importa el fracaso escolar mientras tengan a sus hijos en colegios de élite o en el más augusto extranjero. Incluso emplearán su poder para conseguir subvenciones o desgravaciones, como ya ocurre en la Comunida de Madrid. Parece que la ayuda privada a la construcción de hospitales de la red pública es una ayuda. Joder. Ya nadie cree en los cerdos volando. ¿Son ONG? No. El capital busca negocio en donde hay negocio. Entrarán por los servicios accesorios y conseguirán cada vez más participación. La revisión al alza siempre del coste de los servicios y un chantage contínuo si lo que quede de la Administración no acceda a sus pretensiones.
El pacto de Toledo. ¿Cuantas veces nos dijeron que no había problema con las pensiones, que su seguridad estaba blindada? Pronto se acercarán nubarrones para los pensionistas. No es que no se actualicen sus ingrersos sino que intentarán el copago, que paguen los medicamentos e incluso aumentar la fiscalidad. De los grandes enfermos, los mentales, gente mayor impedida, etc. mejor no hablar. No son productivos. Que mueran. Eso si, silenciosamente y sin manchar la alfombra.
España, se autodefinió, en su carta magna, como un país social y democrático y, a las primeras de cambio se entrega. Hoy en esta país no manda el pueblo, manda exclusivamente el capital y sabemos que este no tiene escrúpulos ni valores excepto los de la bolsa.
Desde mi isla. Desde mi aislamimento.
No se ve pasar casi nada. Pero se siente.
No conozco que tipo de revolución se necesita pero si que es precisa una, y pronto.

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