el marino que perdió el mar

el marino que perdió el mar

domingo, 10 de junio de 2012

Mi amigo...

Mi amigo Ventura murió por berber demasiado. Era un buen marino. Navegó por todos los mares conocidos. Y por los otros. Los cubiertos de vino, ginebra y ron. Pero tan solo bebía de ellos al atracar en algún puerto. En el mar unicamente lo reglamentado. Media pinta de ron al desayuno. Un vaso de buen vino tinto joven gallego en cada comida. Un oporto a media tarde. Y una ginebra para facilitar la digestión tras la cena. Lo que bebíamos todos. Mi amigo Ventura contaba unas historias fantásticas. Siempre de vuelta al barco. Cuando sus ojos embarcaban antes que el resto del cuerpo. En aquellos momentos se transformaba. Sus relatos, amenizados por gestos de acorde a las narraciones, eran impresionantes. Barcos pilotados por pájaros. El pirata gallego que le enseñaba el culo a los navíos de guerra ingleses. La mujer llamada Liviana que volaba por encima de los mares hasta encontrar a su amor marinero. Y así. Historias maravillosas que a todos nos dejaba extasiados. Pero. Un día. Mi amigo ventura murió por beber demasiado. Perdió pie y cayó al mar cuando subía abordo. Cuando lo encontramos. A la mañana siguiente. Estaba muerto. Pero en su rostro quedara indeleble su última historia. Y por la forma de sus brazos, labios entreabiertos y sonrisa de satisfacción pudimos imaginar que era aquella que nos prometiera contar de cuando conoció a una reina india que quiso que se casara con ella y reinar en el reino de Belinquieri. Era un buen marino. Un poco cuentista. Excelente amigo. Y buen catador de vino albariño.

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