el marino que perdió el mar
martes, 12 de junio de 2012
Senti...
Sentí el silbido...
En aquel momento no fuí consciente.
Solo cuando vi la cara de pánico del contramaestre.
Y las lágrimas del marinero de primera.
Reaccioné.
En un lugar de la costa de África.
En la desembocadura de un río.
Intentando ayudar a salir de una embarrancada a un pesquero.
Pudo ser allí.
Y no hubiesen pasado todas las cosas que vinieron más tarde.
Pensamos que no nos puede pasar a nosotros.
No puede suceder.
Pero ¿por qué si a una hormiga?.
Nuestra inteligencia no llega ahí.
Porque el destino no tiene relación con la inteligencia.
Despues.
Una nota en el Diario de Navegación.
Quizás en algún periódico.
Y nada más.
La NADA.
Pudo ser allí.
Cuando el cable asesino nos pasó como una guadaña a pocos centímetros de la cabeza.
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