el marino que perdió el mar

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viernes, 27 de julio de 2012

Un poema...

Un poema...

Esta tarde.
De hierba fresca.
Nadie parece decirme la hora.
Mientras el río hace la siesta.
Los cuervos no murmuran.

Pasan a mi lado.
Los campesinos no son como los de la campiña inglesa.
Ni té ni pastel de carne.
Fragancia de manzanas.
Un vigía alado vuela en círculos.

Sale de mi aquello.
Que soy yo mismo en el verbo.
Busca en mi adentro.
Antes de que resuene mi voz.
Mi interior es mi reflejo.

Viento de árboles.
De las viñas el sulfato.
Mirabeles maduros.
Cuando hablo lo hacen ellos.
Podrían si quisieran.

Un beso en vez del vocablo.
Contigo no preciso decir nada.
Aire que respiro para inhalar mi verso.
Tuyo antes que mi boca.
Te lo digo con mis ojos.

Un poema es un absurdo.
Solamente copiamos cuanto vemos.
Sentimos con la piel o las entrañas.
Tu sabes que es cierto lo que digo.
A ti mi único poema.

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