el marino que perdió el mar

el marino que perdió el mar

jueves, 6 de septiembre de 2012

Iba...

Iba...

Iba solo...

Por la carretera.

Desnudo de cintura hacia arriba.

Tirando de un artilugio con dos ruedas y un gran envoltorio.

Pero lo que me llamó la atención fue ver que, de vez en vez, se paraba, se encaraba con algún árbol y le soltaba su filípica.

No quise parar.

Para qué?.

Lo único que alcancé a oir fue algo como: "...continuamente os digo..."

Que me recordó a alguien que había leido hacía poco.

Sonreí.

Reconozco que lo hice.

En medio del calor brutal de la tarde más caliente del verano, verlo, dirigiéndose a los árboles, con su barba semicanosa, cuerpo enjuto y ademanes enérgicos, me pareció algún filósofo adoptorando al pueblo reunido en el ágora.

Más adelante al pensar de nuevo en él me pregunté el porque de mi estúpida sonrisita. Yo salgo a pasear cada mañana con mis perros. Les hablo, igual que él a los árboles. No me contestan, lo mismo que él. A veces dejo barba de varios días.
No es tanto en lo que nos diferenciamos.

Al llegar a casa...

"Diálogos" .

"Lo que continuamente os digo - dijo él - nada nuevo. Que, cuidándoos de vosotros mismos haréis lo que hagáis a mi agrado y al de los míos y de vosotros mismos, aunque ahora no lo reconozcáis... "

Y si fuera él ?

Su reencarnación en este siglo?.

Un descendiente en sabiduría? .

Perdón.

Humildemente, perdón.

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