el marino que perdió el mar

el marino que perdió el mar

lunes, 10 de septiembre de 2012

Pudo ser....

Pudo ser...

Era uno de sus primeros viajes.

Buena compañía y buen barco.

Barco español.

Antiguo carguero inglés remozado pero con 44 años de vida.

Carguero especializado en grano (bull-carrier).

E.E.U.U.

Boston

Aprovechó la última tarde libre antes de regresar al barco para hacer algunas compras.

No es que tuviese mucho dinero pero lo aprovechó para conseguir algunos regalos para Navidad. Nada especial; un gorro de Papá Noel, un guante de béisbol, una barbi..., cosas tipicamente americanas,

La arribada estaba prevista para el 21 de Diciembre en A Coruña.

Volvió contento al barco.

Zarparon a la mañana siguiente.

Atlántico Norte en invierno.

La última travesía antes de unas cortas vacaciones coincidiendo con las fiestas.

Los tres primeros días navegaron casi empopados aumentando su velocidad estimada.
Al cuarto el Capitán les anunció la aproximación de una borrasca. Si no cambiaba les cogería por la aleta de babor.

Se hizo una revisión total de la estiba. El primer oficial era un experto en cargas de granos y aunque el barco era un "combinado", es decir para transportar grano y mineral, preferentemente llevaban el primero.

No había ningún movimiento sospechoso. El barco adrizado navegaba a rumbo a toda máquina.

En su guardia nocturna notó como se acercaba el temporal ero aún estaba a una considerable distancia y seguro que lo podrían correr como otras veces.

La noche era freca. Fría. Las pocas veces que salió al alerón notó como el viento helado, las nubes cargadas y alguna llevia anunciaba la llegada del frente pero el barco era robusto y se sentía totalmente seguro.

De pronto todo varió.

Inexplicablemente el barco comenzó un balanceo y un cabeceo seguido.

Quedó helado. Cuando le estaba dando la orden al timonel para que avisase al Capitán apareció este irrumpiendo en el pueste a medio vestir. Tras él aparecieron el primer oficial, segundo y Jefe de Máquinas.

No era el mar. No podía ser el mar. La marejadilla no podría ser responsable de lo que ocurría. Los movimientos bruscos se hacían cada vez más violentos.

Asentamiento! - gritó el primer oficial.

Los balances aumentaron. El Capitán intentó una maniobra de defensa poniendo proa al mar buscando la capa.

No cesaron. Agarrados como pudieron abservaron con pavor como el barco se escoraba más en cada embite. Nada podían hacer. Los botes salvavidas no se podrían arriar. Ni los tripulantes podrían mantenerse de pie en cubierta. Todo era inútil.

Con horror se agarraron a dónde pudieron. El lo hizo al timón.

Una serie de escoras tumbó el barco sobre el costado de estribor. El quedó enganchado al timón, por los pies!. Colgado hacia abajo pudo ver a todos sus compañeros, golpeados y enredados.

El barco pareció permanecer quieto sobre las aguas.

De pronto sintió un gran estruendo y se dió cuenta que el agua entraba en el puente.
Cayó. No sintió nada más.

Pudo ser... así... o de forma muy parecida.

(El fenómeno del asentamiento se dá cuando el aire que hay entre el cereal se asienta formando un vacío entre la parte superior de la carga y las tapas de las escotillas. Esto produce un corrimiento de la carga, bandazos y en algunos casos el naufragio. Y cuando entra el agua en el grano llega el instante que el barco cae como una piedra al fondo)

" El carguero español "Castillo de Montjuich" se hundió misteriosamente en el Atlántico Norte. Se desconoce el lugar exacto, el momento y las causas"

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