el marino que perdió el mar

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lunes, 12 de noviembre de 2012

Le llamábamos Pendulito

Le llamábamos Pendulito.

Varios amigos de la misma ciudad ingresamos en la Escuela Superior de Marina Civl, antes Escuela de Náutica.

El también,

No se si se podría negar su ingreso en la carrera por su defecto o enfermedad pero lo cierto es que estudió como el resto y salió a navegar.

Padecía algún tipo de transtorno que le hacía mover el tronco en sentido lateral. Oscilaba de forma contínua. Nosotros, jodidos estudiantes y compañeros, tomábamos el número de oscilaciones por minuto y casi siempre eran las mismas.

Nunca supimos si de noche también se movía pero nunca pudimos imaginar como capearía un temporal. Acompasaría su vaivén al ritmo de los balances cuando hubiese oleage? Y se el movimiento del mar era más ràpido que el suyo? Y si, al revés, el suyo superara el del mar o hubiese cabeceo en vez de balance?.

Cómo haría el amor. Podría acompañar los movimientos de arriba hacia abajo con los propios de su balanceo?.

Bailando lento no tendría problema pero como bailaría el rock?.

Que haría si jugaba a algo, al tenis por ejemplo. Le venía la pelota por un lado y a él le coincidía el balance por el otro. Cómo reaccionaría?
Son preguntas que siempre quedarán ahí.

No volví a saber de Pendulito pero lo imagino en el puente de mando haciendo la guardia, balanceandose sin parar.

Seguro que ese transtorno obedece a unas causas y tiene algún nombre extraño en medicina. No se que limitaciones acarrea ese movimiento contínuo, lo único que se, que él, callaba ante nuestras pcurrencias y nunca replicaba. Por padecerlo desde niño, porque era de una pasta especial, lo cierto es que nunca lo vimos cabreado. >br>
Cuando paseo por la ciudad y veo a lo lejos un peatón andando de forma extraña espero encontrar a Pendulito, preguntarle como le fue y pedirle disculpas con carácter retroactivo.

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