Si algún día yo me atreviera a contar...
Que conocí al último pescador de ballenas en Las Açores. Hablo de aquellos que, en lancha "ballenera" salían desde la costa a la procura del mamífero más grande de nuestro pequeño mundo,
Que conocí uno de los temporales más horrorosos de mi época como marino, a bordo de un pequeño buque frigorífico. Hablo de tal galernazo que se hundieron 7 barcos en 48 horas y mismo a nosotros nos dieron por perdidos al arrancar el viento huracanado la telefonía,
Que conocí, también en primera persona el ataque de piratas en la desembocadura de los rios Tigris y Ëufrates. Que nos llevaron cuanto había en cubierta, incluídas las estachas para las maniobras de atraque y desatraque y que solo con disparos desde el puenete conseguimos ahuyentarlos.
Que conocí ciudades muy en el norte, en donde tuvimos que esperar a un rompehielos para poder salir del puerto y pocos días más tarde trabajar en cubierta a 55º centígrados.
Que conocí el contraste de quedar varado sobre un banco de arena, por fallar la máquina y tener que esperar una marea alta para poder salir de nuevo a flote con el riesgo que representaba que se resquebrajase el casco del barco. Y todo eso en Nochebuena, en el golfo de Guinea.
Que conocí el dolor por un amigo con el que estudié la carrera y que desapareció, con el resto de la tripulación y todo su barco a la vuelta de un viaje a EE.UU. <
Y otro cuando se partió su petrolero rumbo a Europa.
Y otro cuando ardió su barco frente al cabo Prioriño, casi en la entrada de casa.
Y otro cuando subía al barco al caer por la escala real y morir aplastado entre buque y muelle.
Y otros dos al segarles la vida un cable al tender un remolque.
Que conocí los claroscuros de la vida porque...
Confieso que conocí ...
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