No podíamos retroceder...
No había opción
Estábamos a menos de 3 millas del fondeadero de la isla y aunque teníamos el mar de proa era practicamente la única ruta. Volver atrás era impensable con el mar cada vez más fiero y la olas subiendo a mar montañosa
Nos habían advertido de que al caer la tarde llegaría la depresión pero siempre pensamos en que nos daría tiempo
Ahora, a 15 millas del puerto de salida era absurdo pensar en retroceder. Lo haríamos con el mar y viento de popa cerrada con una maniobrabilidad muy dudosa
Arriamos el tormentín, el único trapo que nos quedaba y con el motor intentamos avanzar en aquel mar terrible
Un pequeño velero de poco más de treinta pies es un juguete con mar bravo
Y por momentos iba a más
Aun cogiendo el mar de amura cuando rompían las crestas de las olas todo el barco quedaba sumergido bajo su manto. Veíamos la costa pero siempre a la misma distancia como si estuviéramos navegando con un ancla por la popa
J y yo teníamos experiencia y conocíamos nuestro barco pero la fuerza del temporal era superior a nuestras posibilidades
Un par de veces casi llegamos a ceder la proa y atravesarnos al mar. Eso sería trágico. En aquellas condiciones el barco no sería gobernable y dudo que pudiésemos aproarlo de nuevo
Decidimos ponernos a la capa sin pensar en avanzar. Ahora lo único que importaba era como tomar cada uno de los embates que nos llegaba
Dentro de lo malo un dato nos favorecía. El viento apenas rolaba y aunque su intensidad iba en aumento permanecía fijo y el mar lo seguía
Fueron horas terribles. LLegaba la noche y la sensación de angustia empezaba a apoderarse de nosotros. En poco más de dos horas el faro que anunciaba la costa W. de la isla parecía a igual distancia siempre
Estábamos cansados pero sabíamos que no podríamos ceder en nuestro esfuerzo o nos íbamos al garete
La noche cerrada se nos echó encima. Lo único que alcanzabamos a ver era el faro
Aunque nos turnábamos en el timón uno y avisando de la ola que llegaba el otro no sabiamos cuanto podríamos resistir. No había posibilidad de comer ni beber nada y hacía tiempo que yo me había orinado por mí por no tener otra opción
Fue la noche más larga y terrible de nuestras vidas
Amanecía muy lentamente y seguíamos en nuestra particular batalla contra el océano
Decidimos una maniobra arriesgada. Dejar caer un poco la proa a estribor para avanzar abatiendo. Y acertamos
Dejándonos vencer por el viento pero sin perder totalmente la proa conseguimos avanzar de costado lo que no habíamos conseguido aproados. Y fue lo suficiente para alcanzar a pasar a 1 milla de la punta del faro pero al socaire de la isla
A sotavento de tierra logramos avanzar al tiempo que nos acercábamos lentamente al fondeadero
Lo conseguimos
Por vez primera nos miramos los dos cara a cara. No era preciso hablar
Largamos ancla y toda la cadena
Mar y viento seguían con fuerza bestial pero ahora, si no ocurría nada extraordinario estábamos salvados
Comprobamos que no garreaba el hierro e impotentes nos quedamos esperando que pasara el temporal
Tuvimos suerte. Así lo atestiguamos cuando despertamos horas más tarde. Ambos nos habíamos quedado dormidos agotados por la galerna
6 horas más tarde calmaron mar y viento quedando en marejadilla lo que había sido una locura
Totalmente extenuados nos metimos a dormir despues de comer y beber algo
Cuando despertamos, 10 horas más tarde estábamos blancos como el papel
Yo, al pisar tierra casi me caigo
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