el marino que perdió el mar

el marino que perdió el mar

domingo, 28 de agosto de 2011

La isla de los marinos de mierda 5

Te escribo a ti porque siempre quise hacerlo.
Mi héroe, al igual que Ulyses, Colón, Akaab, Benito Soto o Fletcher.
Siempre quise ser como tu. Escribir como tu e inmolarme como tu con mi espada predilecta.
LLegé a algún puerto y siempre con mi desorientación literaria compré un libro por su título: "El marino que perdió la Gracia del mar". Entonces comprendí lo que significaba escribir con brutalidad y sensibilidad al mismo tiempo.
Para ti, maestro, este mi breve verso sentido:" LLueve sobre el mar, irreverentemente sobre los ahogados".
Es mi modesto tributo tras décadas de leer tus escritos.
Es mi tributo, tambien, para los amigos marinos ahogados en los océanos de mierda.
Igual que te veo a ti degollado los veo a ellos hundiéndose impotentes. Alguién dirá que es el riesgo de una dura profesión. ¡Eran mis amigos, cojones!. ... Héroes anónimos... ¡Una mierda! Se fueron abajo, al centro, a la nada, con sus féretros metálicos y rodeados de grano, electrodomésticos o petróleo.
En sus lugares de origen un funeral sin cuerpo.
Yo quisiera besarlos entre sargazos.
Al igual que a ti, Yukio, besarte en la boca.
Escribo pensando en ellos y en ti, Yukio Mishima.

viernes, 26 de agosto de 2011

La isla de los marinos de mierda 4

Hubo un tiempo diferente.
Estudiaba para marino y hacía propio aquel lema de la Escuela Superior de la Marina Mercante:"Vivir no es necesario, navegar si".
Gilipollas.
Estudié para marino porque nací en la costa y mis mejores amigos hicieron lo mismo.
Otras razones: porque era un jodido introvertido, que no era capaz de levantarle la falda a una mujer, el típico tímido útil para pinchar discos en los guateques.
Con el paso del tiempo crecí pero poco más. Sigo escapándome de la mayoría de la gente, cabreado con el mundo y siempre conmigo mismo.
Debería seguir navegando pero soy un asqueroso viejo que no sirve para nada. Y porque no tengo cojones de hacer otras cosas que podía. Ser un dinamitador de edificios pegados a la costa. Asesino de servidores públicos corruptos. Un arrasa-arquitectos que favorecen el feismo. Un activista del 15 M y un profeta del desastre medioambiental próximo.
Sinembargo.
Unicamente.
Soy-
Un marino de mierda.

jueves, 25 de agosto de 2011

La isla de los marinos de mierda 3

Volví sobrecogido.
Amanecía entre la bruma. Gama de grises sobrepuestos que equivocaban la claridad.
Salí con mis perros.
Silencio.
Ni un sonido del vecino país. Ni un pájaro, ni ardilla, ni conejo. Incluso los perros caminan callados.
Bordeo el bosque de pinos, robles, eucaliptos, matorrales, silvas, helechos y viñas próximas a parir. Me envuelven los grisis y me humedecen pero no llegan a calarme por la condensación de mi cuerpo.
Y, de pronto, la visión.
El más cercano entre los árboles más alto. Aumentando su frondosidad a medida que gana en altura hasta rematar en una copa tupida. De ella como contraste unas ramas peladas y alargadas parecen rasgar el entorno.
En cada extrremo de esos apéndices desnudos un cuervo. Veinte o más cuervos. Negros. Grandes. En silencio.
Bergman.
Me viene a la cabeza.
Al igual que aquellas imágenes de las películas de África de mi niñez; una bandada de buitres sobre un solitario árbol agardando carne muerta.
Unicamente ladean la cabeza para observarme mejor a medida que me acerco.
No es la representación de la muerte. Es su antesala.
Como si todo parara. El paisaje. Los grises. El agua. El mundo.
Sentí miedo en situaciones límites navegando pero nunca viví una situación previa, un aviso de lo que puede significar el fin.
Piso fuerte para que el sonido de mis pasos rompan el marasmo. Silbo a mis perros y vuelvo asustado a casa.

miércoles, 24 de agosto de 2011

La isla de los marinos de mierda 2

Apenas sé manejarme por este mundo que llamais TIC. Tampoco es fácil para mi escribir a la deriva, sin un rostro a quien pueda ver. Me imagino como un viejo faro que lanza destellos como quien manda un SOS, sabiendo que la mayor parte de sus impulsos se pierden en el vacío. ¿ Es una sensación única o alguien más siente lo mismo?.
Escribo desde siempre. Quizás mi desahogo. Cuando un día una profesora de literatura me hizo descubrir el mundo que se escondía detrás de las palabras supe que podría estar solo en la vida pero que siempre me acompañaría esta forma de expresarme aunque fuese un Ulyses errante y solitario.
Quiero creer que además de gente que quiere comunicarse, conocerse y experimentar la magia de hablar con otras gentes invisibles, este sistema de comunicación engloba tambien a solitarios/as como yo que se lanzan al espacio sin paracaidas.
Me atrae y abruma la idea de pasear solitario en hora punta por Tokio. Para mi, estar aquí es la misma sensación. Que gente, que mucha gente, pase a mi lado, que me cruce con ella en un semáforo, gente que nunca ví ni volveré a ver y que de pronto reparen en mi o en mis ideas escritas, que es lo mismo. Tiene encanto y vértigo al mismo tiempo, que un paseante se pare y repare en un mensaje en una botella sin saber en que orilla del mar está, de dónde procede y que persigue.
No busco nada o por lo menos no sé lo que busco. No sé porque lo hago. Es como escribir a oscuras, contra un muro, ¿Un grito hacia nada? ¿Tendrá interés para alguien? No lo sé.                                    

sábado, 20 de agosto de 2011

la isla de los marinos de mierda 1

Soy el marino que perdió el mar. Un marino de mierda. viejo, calvo, feo y con escasos recursos. No creo en nada ni en nadie.
Vivo en una isla interior, con mi madre anciana y dos perros. Escasa familia alejada. Mis mejores amigos, domesticados, cansados o muertos.
Poco más de interés.
Si por ley de vida mi madre muere antes que yo me plantearé la huída y reclusión en un país tercenmundista, cerca del mar porque es lo único que conozco.
Otra posibilidad es suicidarme.
Es un mensaje en una botella. No tengo ni idea para que coño puede servir.
Eso es todo.
Soy, simplemente, el marino que perdió el mar.