el marino que perdió el mar

el marino que perdió el mar

miércoles, 12 de octubre de 2011

La isal de los marinos de mierda ("Había viento...")

"Había viento, relámpagos, aguanieve, nieve, y el mar tenía un aspecto terrorífico..."
Joseph Conrad

Brutal.
Mar montañosa. 10 en la escala de Beaufort.
Sin escapatoria.
Zarandeado, el barco se estremece en todas las direcciones.
En cada golpe frontal, en cada pantocazo, un ruido sordo, seco como contra un muro que el barco resiste.
La chapas gimen.
El agua rompe contra todo.
Las montañas sucesivas de olas barren la cubierta de proa a popa. Los imbornales no son suficientes para desalojar tanto líquido.
Un océano de mar bate contra el puente borrando todas las imágenes.
El barco es un pedazo de materia sólida entre los senos y crestas de un mar rabioso.
No es de día.
Ni de noche.
Es un tiempo sin acotar, sin medir.
Grises y negros combinando con algún resplandor tenebroso..
No existe nada salvo un mar asesino.
Plomizo.
Antesala de otra dimensión.
El barco baja la sima por un tobogán hacia Lucifer. Al llegar abajo duda y vuelve a enderezar la proa cara a un supuesto cielo. Que no es.

Los tripulantes callan, rezan o maldicen.
Todos hacen promesa cierta de no volver.
Las miradas se cruzan y desvían.
Cada uno piensa en el fin a su modo.
Rostros pálidos.
De impotencia.
De miedo.
Nadie habla.
Los alimentos fríos no sacian la angustia.
El piloto automático no sirve. El timonel suple a la electrónica.
El radar gira en un vacío absurdo.
La presión encoje y hace más pequeños a los más grandes.

No hay nada más allá de un mar asesino.
Ni ideales. Ni sexo. Ni dios.
Es difícil describirlo.
Parece una exageración.
Es una exageración.

Yo lo he vivido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario