el marino que perdió el mar

el marino que perdió el mar

lunes, 11 de marzo de 2013

Veo el mar...

Veo el mar y veo mi pasado

Una vez fui marino

Navegaba por vocación. Recorría el mundo sin pensar en un retorno próximo. Cada singladura era una vida. Los compañeros me veían con ojos de quien ve a un irresponsable. Todos hablaban pestes del mar y de los barcos. Yo estaba enamorado de ellos.

Si cambiaba de barco por decisión del armador o por vacaciones me despedía del barco como de un amigo. Lo fotografiaba y exponía en el nuevo camarote.

Dicen que el barco es una cosa. En si un objeto inanimado. No saben lo que dicen!

El barco es mucho más que un habitáculo. Se convierte en un compañero de viaje y por lo tanto de vida.

"Vivir no es importanto, navegar si", decíamos cuando estudiábamos. Fervor vocacional posiblemente imprudente

Cuando vi fondeado mi primer barco esperando el desguace sentí dolor. Será estúpido pero fue así

El barco, navegando, se convierte en la prolongación del marino que lo puede ver como una prisión o como un medio para conocer otros mundos, gentes, culturas...

Si llegamos a tomarle cariño a algunos objetos en nuestra vida por qué no a un barco?

Si. Yo amé a los barcos en los que navegué.

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