el marino que perdió el mar

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miércoles, 7 de septiembre de 2011

La isla de los marinos de mierda (Odio...)

Odio las llamadas "grandes superficies" y los cementerios.
Las primeras por su manipulación de las necesidades ficticiamente creadas. Los segundos como recurso vanal para los que pretenden una prórroga.
No creo que sea ciencia-ficción si me imagino un supervisor en una sala de control y pantallas de una de esas estúpidas superficies detectando una concentración de público en un espacio determinado, lanzando una superoferta para quien compre el artículo top de la semana regalándole, por ejemplo, un cocedor de arroz. En poco se diferencian eses grandes vendedores de corbata de los chirleros callejeros.
El cura se esmera. Es un gran espectáculo. De esos de abrigos de animales despellejados, de autoridades locales y panteón familiar. Se nota que le han untado bien y luce su más granada oratoria. LLega el éxtasis cuando situa al muerto a la derecha del padre y diez segundos de silencio roto por algún sollozo. Todo eso sin conocer al difunto.
¡Dios!
Con tanta bomba almacenada a nadie se le ocurre hacer saltar por el aire esas "grandes superficies-cementerios" de vivos y muertos.
Menos mal que nadie atenderá mis oraciones destructivas porque soy unicamente un marino de mierda.

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