el marino que perdió el mar

el marino que perdió el mar

viernes, 28 de septiembre de 2012

Topo 3

Faltaban unas horas para que amaneciera.

Tenía que sumergirse en una topera. Si tuviera tiempo debería ir al soto del profesor Hohn con el diossier.

Primero debía esperar para que los topos abandonaran el barrio.

Buscó por la sala objectos de los habitantes que vivieron en ella. En un elegante mueble de madera noble y cristal, en una preciosa caja, encontró una colección de puros habanos.

Nunca había fumado un puro.

Entre curiosidad y satisfacción por su reciente triunfo se sentó en el sofá de cuero que presidía la sala y comenzó a fumar pausadamente saboreando aquel humo grueso que desprendía el cigarro.
Un ligero mareo llegaba a su cabeza y ponía una breve cortina en sus ojos pero decidió seguir fumando.
Apenas con una ténue claridad de la calle el humo tomaba cuerpo en la habitación formando esculturas efímeras.

Hasta cuando tendría que estar huyendo? El y todos.

La invasión se había producido de forma rápida e inesperada. Ningún astrónomo había anunciado la aproximación a la Tierra de cientos de naves, quizás miles, que habían llegado de no se sabía dónde.
Luego el caos.
Cuando las autoridades quisieron reaccionar era tarde. Los focos eran ordenados y se hicieron rapidamente con el poder. Se habían escuchado algunos combates con tanques y aviones pero pronto dejó de oirse resistencia alguna.

Despues vino lo peor.

Casa por casa fueron arrancando de ella a todos. A los encamados y gente mayor los mataron allí mismo delante de los suyos. Se estremece al recordar como lo hicieron con sus padres en su presencia y la de sus hermanos. Pero él reaccionó. Le dió una patada a un foco y salíó escaleras arriba. Conocía la casa y su azotea. Cuando ellos subieron buscándolo no pudieron encontrar el saliente del tejado en dónde el y sus hermanos se escondían de pequeños.
Luego, esperó la noche. Los vió torpes y se animó.
Algunos, como él, vagaban descontrolados. Algunos caían bajo los rayos de los invasores. Otros eran hechos prisioneros. Todos estaban desorientados.
Pero se había propuesto no dejarse coger facilmente.

La primera noche la pasó agazapado en el bajo de una casa. Había abundante comida. Ellos o no comían o utilizaban otro tipo de recarga ya que no tocaban los alimentos.
Se hizo con una mochila, una pequeña linterna de luz roja, ropa negra, betún para pintar su rostro, botas de goma silenciosa y un pasamontañas, tambien negro, muy ligero y tambien negro.

La segunda noche se atrevió a revisar algunos bajos y sótanos de algunas casas. En una de ellas encontró al profesor. Hohn Khun era profesor de química jubilado de una universidad del país. El no lo conocía pero pronto entablaron amistad. Sabía que si lo encontraban lo matarían por viejo pero tenía el ánimo suficiente para intentar hacerle frente a aquella plaga.
Fué el quien le habló de los estudios de Albrecht Landteiner, extrañamente capturado y no asesinado pese a su edad. El premio nobel había pre-publicado un ensayo sobre una posible invasión alienígena y lo tenía en su domicilio. Pero allí podía estar la clave!

Se dispuso a bajar a los infiernos ...
Organizaría la resistencia...
Harían una ciudad subterránea uniendo sótanos...
Rescataría a los suyos... a cuantos pudiera... desde luego al científico...
Era el principio de una nueva era...

...

No hay comentarios:

Publicar un comentario