el marino que perdió el mar

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viernes, 25 de enero de 2013

Nunca nadie...

Nunca nadie me regaló flores

Es curioso. Creo que en general la vida me ha tratado bien, y yo a la vida pero nunca a nadie se le ocurrió algo tan simple como mandarme un ramo de flores

O una sola flor

Pasada, pienso, la época de un machismo trasnochado, el regalo de flores es sinónimo de sensibilidad, de gusto, de cariño

Y quizás si es unicamente una única flor el presente alcanza una dimensión de intimidad y mismo amor

Creo que mi sino en esta vida está marcado. Esperaré a reencarnarme en alguien que pueda propiciar la proximidad a la flores o tendré que poner un letrero: prefiero flores a jamones.

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